viernes, 23 de agosto de 2013

FAUVISMO (AGUSTINA VESCO)

El fauvismo es un estilo pictórico francés, cuyas características sobresalientes son el uso exacerbado de los colores y la pincelada furiosa. su preocupación está en la expresión y no en la composición, empleando colores brillantes y antinaturales.


En 1904, Henri Matisse (padre del fovismo), pintó Lujo, Calma y Voluptuosidad, considerada como la obra síntesis del postimpresionismo, manipulado en un ejercicio personal, y virtualmente un manifiesto de lo que sería el fovismo poco después. La utilización subjetiva del color y la simplificación del dibujo sorprendieron a todos cuando fue expuesto en el Salón de los Independientes del Salón de otoño de 1905. André Derain se sintió inmediatamente influido y comenzó a pintar utilizando nada más que la línea y el color. Su desinterés por el acabado y sus colores chillones le granjearon el desprecio de la crítica cuando expuso sus paisajes, pintados en Colliure, en el Salón de Otoño de 1906. Allí también se expuso el Retrato de la Sra. Matisse de Matisse, que fue interpretado como una caricatura de la feminidad y como una excentricidad. La repulsa de la crítica convirtió a los fovistas en el grupo más avanzado de París.

En España, este movimiento pictórico desarrollado en París a principos del siglo XX ha pasado dulcemente entre muchos pintores de Cataluña y Andalucía un estilo caracterizado por la violencia agresiva de sus colores. En Barcelona siempre se pensó en su creador, al crítico Louis Vauxcelles, quien, en ocasión del Salón de Otoño de 1905, llamó «jaula de las fieras» (fauves) a la sala donde aparecían reunidos los coloristas más extremados.

Los fovistas españoles han empleado sólo tonos puros y sin relación con la realidad y negando tanto la licitud de buscar la forma a través de la luz como la sombra y la representación del espacio basadas en el claroscuro. El fovismo no fue una escuela en España, sino la expresión de cierto número de investigaciones desarrolladas en común por Matisse, Marquet, Manguin, Camoin, Valtat, Puy, Friesz, Dufy y Braque.


En Hispanoamérica, la influencia de los movimientos vanguardistas empieza a sentirse sólo a partir de los años 1920 y se consolida en los años 1950 con el pintor mexicano de origen oaxaqueño, Rufino Tamayo, quien también tuvo influencias marcadas del cubismo y futurismo que le permitieron crear un lenguaje único; también fue decisivo en el desarrollo de los brasileños Anita Malfatti, Emiliano Cavalcanti y Vicente do Rego. Todos ellos acaban practicando una especie de mezcla entre expresionismo y cubismo.

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